Los empleos y la oferta productiva que los pequeños productores generan suelen ser de muy baja productividad porque cuentan con escaso capital y presentan grandes brechas en capacidad de gestión, tecnología, apropiados contactos, acceso a información y a mercados. Para superar esas carencias es imperioso aumentar la escala de producción.
Resolver la escala no implica tan sólo agrupar a pequeños productores; esto puede o no ayudar. Existen asociaciones de pequeños productores que procuran aumentar la escala de operación y, a pesar de ello, no logran resultados que permitan acceder a trayectorias de sostenida acumulación. Lo que se propone no es reemplazar asociaciones existentes sino complementarlas con una nueva modalidad de organización socioeconómica capaz de viabilizar la integración de pequeños productores en unidades productivas de porte medio que se desempeñen con aceptable productividad en mercados promisorios.
Son emprendimientos inclusivos que, utilizando moderna ingeniería de negocios, logran articular pequeños productores con socios estratégicos en unidades productivas capaces de acceder a superiores umbrales de oportunidades. El emprendimiento inclusivo puede y debería estructurarse en torno a una actividad orientada a un mercado promisorio y adoptar una efectiva forma de operar. La participación de un socio estratégico puede resolver diversas carencias pero, al mismo tiempo, entraña varios desafíos. Por de pronto, habrá que asegurar que los resultados que obtenga el emprendimiento inclusivo se distribuyan equitativamente. Y también habremos de aprender a conciliar las culturas diferentes de los pequeños productores y del socio estratégico respetando cada una y extrayendo de ellas lo mejor que aportan. No es sencillo conciliar intereses pero se logra. Es que por ahí va el desarrollo sustentable: avanzar juntos con responsabilidad, efectividad, cuidando de los demás y del planeta que nos sostiene.
Roberto Sansón Mizrahi
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