Fondos buitres: canallas y complicidades
Siguen operando los fondos buitres esta vez amenazando el exitoso proceso de reestructuración de deuda que realizó Argentina con la aprobación de casi el 93% de sus acreedores. El modus operandi ha sido descripto en numerosas publicaciones y en bien fundadas exposiciones del Gobierno argentino en Naciones Unidas, OEA, UNASUR y otros foros regionales e internacionales. Está claro que los fondos buitres basados en guaridas fiscales actúan como especuladores especializados en extraer de naciones y sus pueblos enormes cantidades de valor que ellos no generaron. En palabras simples su accionar constituye una defraudación que logran cometer aprovechando resquicios legales de normas que ciertos jueces aprueban. Sus propietarios y quienes los dirigen son multimillonarios con fortunas muchas veces de dudosa procedencia; no necesitan el dinero que reclaman, saben además que su proceder es ilegítimo y que afectará a millones de víctimas, lo cual los tiene sin cuidado. Cuentan con la complicidad de abogados, comunicadores, políticos y organizaciones de la sociedad civil que reciben como honorarios o donaciones una parte de los recursos extraídos.
Subleva comprobar que la justicia del Estado de Nueva York y la propia Corte Suprema de los Estados Unidos convalida la acción de los fondos buitres aduciendo cláusulas contractuales que interpretan a su favor. Sus dictámenes tendrán el basamento que quieran reconocerles pero, en última instancia, hacen parte de una suerte de hipocresía jurídica que ignora consecuencias sobre la vida real de los pueblos. En la práctica, las doctrinas jurídicas que invocan terminan condonando atropellos, graves injusticias, castigos a víctimas inocentes de las sociedades que son atropelladas. Estos magistrados cometen un grave perjuicio cuando no logran erguirse para interpretar el sentido profundo de las leyes de modo que, en lugar de conceder oxígeno a la especulación financiera, impidan que especuladores como los fondos buitres sigan lucrando desaforadamente a costa de otros.
Ojala este penoso episodio sirva para movilizar decididamente las fuerzas sociales del mundo globalizado y podamos entre todos transformar el sistema financiero cerrándole el paso a estos depredadores seriales y sus cómplices.
Roberto Sansón Mizrahi
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