Querido amigo abril 29, 2016

Querido amigo, me alegra que hayas o estés superando el edema pulmonar, esta nueva advertencia que tu destino ha tenido la delicadeza de hacerte conocer (millones de otros humanos no han tenido esa suerte susurrándoles al oído).
Me pregunto y te pregunto porque tu búsqueda incluye arañar límites harto peligrosos. No es la primera vez que lo haces (en más de una dimensión). ¿Es acaso que los límites que te han cercado de niño o joven han dolido y asfixiado tanto que encarnaron en tus tripas un impulso que hoy, ya adulto, perdura disfrazado interfiriendo en tu habilidad de timonel?
Ya sabemos que cargamos mucho en nuestras mochilas y que, en la medida que cada uno puede, intentamos aligerar su peso. Pero me quedó picando algo, común a varios de nosotros, que sólo logro desentrañar a medias. Me da la impresión que, de una forma u otra, seguimos empujando límites creyendo que los espacios ya conquistados no son suficientes para darle significado a la vida, hasta que un buen día, puf, un accidente, una caída, un cortocircuito cardiológico o neuronal nos sacude y dice (bien clarito): buscadores desorientados, lo hermoso y satisfactorio emerge por donde transitamos con mirada perdida, en lo que sigue brotando de tantas almas y de la tuya también; que el correr sólo quema la angustia por 24 horas; veamos si aspirar a una calma creativa, practicar un accionar bondadoso con todos y todo lo que existe, reconocer –si tenemos temple y los sentires en vuelo- el amor que el poeta llamó “tu son entero” no termine siendo, en sí mismo, la mayor y más significativa búsqueda.
En fin, que me alegra que regreses sano y ojala bien sacudido interiormente.
Fuerte abrazo,
Roberto