Un país para todos

No sólo redistribuir ingresos: eliminar concentración y asegurar soberanía decisional – Roberto Sansón Mizrahi   May 21, 2018

Filed under: Uncategorized — robertomizrahi @ 5:52 pm

Los países no centrales emergen de un duro pasado que moldea el presente y se proyecta sobre el futuro posible. ¿Estamos condenados a proseguir en el sendero que transitamos o será posible escoger otros rumbos que  permitan alcanzar mayor equidad y soberanía decisional? ¿Es suficiente concentrarse en redistribuir ingresos sin abordar cómo remover aquello que sustenta el proceso de concentración de la riqueza y de las decisiones?

Desde el pasado colonial se establecieron gravosas desigualdades sociales y territoriales mientras se transitaban diferentes fases de soberanía decisional. Una soberanía recortada ante el poder de grupos económicos cada vez más concentrados. Ese poder se expresa al interior de nuestros países a través de una doble dinámica económica: unas ruinosas y especulativas operaciones financieras que succionan sin cesar ingentes segmentos del ahorro nacional, junto a una influyente red de unas pocas grandes empresas nacionales y de subsidiarias de multinacionales que están entre las mayores corporaciones de cada país. Si bien las subsidiarias generan puestos de trabajo y movilizan proveedores locales de algunos insumos y recursos naturales, se abastecen a través de su propia red global de otros insumos, bienes de capital y servicios estratégicos; sus decisiones de inversión y de funcionamiento tecnológico y comercial se subordinan a los intereses de la red global, decisiones que en su mayor parte se adoptan en las casas matrices.

En ese contexto, los diferentes estratos del consumo local son atendidos por una heterogénea trama productiva de corporaciones de diferente tamaño y productividad: conviven grandes empresas con otras medianas, pequeñas y muy pequeñas (micro emprendimientos) que encaran desventajosamente la competencia importadora.

De este modo, la forma como se estructuran en los países los procesos de generación de valor y, luego, su retención por quienes lo producen o su apropiación por actores más poderosos, es de naturaleza piramidal con clara tendencia a favorecer la concentración en grupos financieros, empresas locales de mayor tamaño y las casas matrices de las multinacionales. Prima el interés de quienes se han hecho con el timón del funcionar global y nacional, mientras que los intereses y las necesidades de las poblaciones se subordinan a la férrea lógica del proceso de concentración de la riqueza y las decisiones.

Coexisten entonces al interior de los países diferentes dinámicas económicas: unas integradas al orden global prevaleciente extrayendo valor generado por actores locales y transfiriéndolo a núcleos del poder concentrado, y otras dinámicas económicas subordinadas que también extraen valor capitalizando capas nacionales de poder económico. Esos dos tipos de dinámicas están relacionadas y se apoyan mutuamente pero no debieran confundirse.

La inserción de un país en el orden internacional es un aspecto álgido que ejerce tremenda influencia sobre el curso de su devenir: el entrecruzamiento de variables y poderes deja a los países no centrales con espacios residuales de reproducción aunque, por cierto, algunas mejoras pueden lograrse. En cambio, la dinámica económica orientada a satisfacer intereses y necesidades locales, también estructurada piramidalmente, presenta espacios para crecer con más vigor y estabilidad si pudiesen ser transformados por coaliciones políticas orientadas a lograr equidad y mayor soberanía decisional.

Opciones a escoger

Las opciones para países no centrales van desde someterse al orden que se nos ha impuesto (concentrador, preñado de desigualdades, destructor del medio ambiente, autoritario, alienador y colonizador de subjetividades) en un extremo, hasta volcarnos a voluntarismos que ignoran o subestiman el peso de las dinámicas de sometimiento enquistadas aún en los confines más distantes de territorios y personas.

Por supuesto que existe una diversidad de otras opciones (singulares para cada situación) que no resignan la voluntad de encarar diferentes rumbos. Esas opciones buscan formas de transformar las dinámicas prevalecientes (abiertas o encubiertas) que sustentan la concentración que hoy agobia al mundo. Los criterios ordenadores de esas opciones apuntan a lograr equidad social, cuidado ambiental y mayor soberanía decisional.

La futilidad de sólo redistribuir ingresos

Cuando gobiernos de base popular acceden electoralmente a conducir el Estado (siempre disputando espacios de poder con grupos económicos que cuentan con el apoyo de partidos opositores, medios de comunicación y sectores judiciales), procuran financiar reivindicaciones sociales represadas acudiendo a diferentes modalidades redistributivas. Esto es, poco tocan la estructura productiva y el funcionamiento económico que recibieron sino, más bien, redirigen la parte que pueden del Ingreso Nacional tal como es producido a atender necesidades, nuevos derechos, aspiraciones de sectores medios y populares. Este esfuerzo por redistribuir ingresos es legítimo y valioso y no deseamos desvalorizarlo. Lo que señalaremos en las líneas que siguen es que una transformación social orientada a lograr mayor equidad y soberanía nacional necesitará además transformar aquello que sustenta el proceso de concentración de la riqueza, los ingresos y las decisiones. Si vía redistributiva sólo se mitigase el sufrimiento y el castigo que sufren enormes mayorías poblacionales, si no se cuidase con firmeza el medio ambiente, no se estaría desmontando la dinámica concentradora, se le permitiría seguir reproduciéndose.

En esos casos, eventuales mejoras en bienestar general y mayores grados de soberanía decisional que se hubiesen logrado alcanzar podrían revertirse con la ascensión al poder político de grupos y movimientos neoliberales. De ahí que gobiernos de base popular harían bien en orientar su gestión a lograr transformar los mecanismos que sustentan la concentración económica y decisional y no sólo sus efectos. De hacerlo, fortalecerían la marcha hoy seriamente amenazada hacia democracias plenas dejando atrás la fase de democracias capturadas que aún prevalece.

Transformaciones fundamentales

Transformaciones profundas en lo económico, cultural, mediático, judicial y otras áreas del funcionamiento de un país, pueden encararse de contar con una organización social y política capaz de actuar como contra-poder de las fuerzas tradicionalmente hegemónicas. Para ello, es imprescindible organizar y unir los diferentes espacios del campo popular y sostener el nunca acabado trabajo de esclarecer y esclarecernos sobre por qué, cómo, cuándo y dónde suceden los hechos y mecanismos que necesitamos revertir.

En lo económico existe una diversidad de mecanismos de acumulación de riqueza que se proyectan sobre el poder decisional. Uno de los más gravosos es la apropiación de gran parte del valor generado por toda la población que llevan a cabo grupos dedicados a la especulación financiera. Esa apropiación esteriliza importantes recursos que hacen al potencial de desarrollo nacional que, de otra manera, podrían dedicarse a invertir en la economía real e integrar sobre nuevas bases a amplios sectores que están desocupados o sub ocupados en espacios económicos residuales. Señalamos así la necesidad de transferir ingentes recursos hoy concentrados en la especulación financiera a nuevos espacios productivos de la economía real de modo de generar mayor equidad social y soberanía decisional. Estamos vinculando dos desafíos que son complementarios: eliminar la apropiación de valor que realizan grupos concentrados dedicados a la especulación financiera para, al mismo tiempo, financiar con esos y otros recursos que luego se detallan, el acompañamiento de gestión, comercial y tecnológico, a importantes segmentos de la población activa históricamente desvalorizados e injustamente postergados.

No se necesitan mayores recursos para eliminar la apropiación de valor que realizan los especuladores financieros sino cambios profundos de reglas de juego, como ser gravámenes a la renta financiera que eliminen por completo las ganancias extraordinarias que hoy logran. Debieran ser más rentables las inversiones en una economía real estimulada y transformada que otras de naturaleza parasitaria que tan sólo succionan valor y lo reciclan en viejas y nuevas modalidades de especulación financiera. Es inaudito comprobar que ciertas políticas públicas promueven por sí mismas, en lugar de eliminar, el sesgo especulativo. Esta dinámica es social y económicamente insostenible.

Junto al pasaje de recursos de la especulación financiera a la economía real también se requiere transformar ciertas dimensiones de la economía real que contribuyen al proceso concentrador. Grandes corporaciones detentan tal poder en relación al Estado, a los trabajadores, a empresas medianas y a pequeños emprendimientos, que logran acumular resultados extraordinarios a través de evadir o eludir impuestos, fugar capitales, imponer precios y otras condiciones a proveedores, consumidores y trabajadores. Descargan sobre los demás sus propias responsabilidades y restan al Estado ingresos genuinos lo que, con frecuencia, les induce a sobre endeudarse, uno de los factores más efectivos para someter países y subordinar los intereses de sus pueblos.

El sistema económico no se estructura en lo interno ni se inserta en el mundo con una perspectiva de asegurar los mejores resultados alcanzables para su población y medio ambiente; nada de eso. Más bien se estructura y adopta una forma de funcionar que es en esencia definida según las decisiones que adoptan los más poderosos grupos económicos. Esas decisiones se toman en función de propios intereses y en muchos casos de distantes casas matrices; son, además, consagrados como prioritarios por las políticas públicas con lo que se subordinan a ellos los intereses relacionados con el bienestar general y el cuidado ambiental.

La estructura así impuesta a la matriz productiva nacional y la forma como operan las principales cadenas de valor deslizan los países no centrales a desigualdades y recurrentes fases de inestabilidad de naturaleza sistémica.

Remitimos a otros textos publicados por Opinión Sur algunas especificidades imprescindibles de encarar al procurar transformar la matriz productiva, las cadenas de valor y las relaciones económicas internacionales para integrar con equidad al sistema económico a toda la población activa, superar vulnerabilidades de escala y sostener un crecimientos orgánico.

Una falsedad ideológica que es necesario despejar

Es falso que los países no centrales no dispongan de recursos y talento para encarar con éxito senderos de desarrollo sustentable. Los hay pero ellos son extraídos y fugados fuera de nuestros países. Si esto no se comprende, si no se desenmascaran los mecanismos encubiertos de apropiación de valor, si no sostenemos la autoestima de nuestra población y de quienes son capaces de organizar sobre otras bases la producción de bienes y servicios (no codicia, lucro sin fin, egoísmo, sino atender necesidades de todos y cuidar al planeta), entonces nuestras mentes seguirán colonizadas y sometidaslas voluntades.

Ahí arranca buena parte de los desafíos. En lugar de rendirnos, esclarecernos y organizar; en lugar de creer que tan sólo haciendo colapsar lo existente llegaremos a la otra orilla, habrá que explicitar la sociedad deseada y cómo sustentarla; construir lo nuevo, preservar de lo antiguo lo valioso; percibir al otro; tender manos. Con esto y mucho más que habrá que desbrozar se podrá avanzar, entonces sí, hacia democracias plenas.

 

 

Reflexiones May 20, 2018

Filed under: Uncategorized — tutesanchez @ 4:00 pm

Acerca del realismo capitalista

El capitalismo se nos presenta como si fuera algo perfecto, un estado de cosas brutal y profundamente desigual en el que toda existencia se somete a ser evaluada en términos puramente monetarios. Pero, para justificar su conservadurismo, los partidarios del orden establecido no pueden en realidad describirlo como perfecto o maravilloso. Por eso prefieren venir a decirnos que todo lo demás fue, es o sería horrible. Por supuesto, nos dicen, no vivimos en un estado de Bien ideal, pero tenemos la suerte de no vivir en un estado de Mal mortal. Nuestra democracia puede no ser perfecta, pero es mejor que una dictadura sangrienta. El capitalismo puede ser injusto, pero no es el estalinismo criminal. Millones de africanos mueren de sida, pero no permitimos el nacionalismo racista del estilo de Milošević. Matamos iraníes desde nuestros aviones, pero no les cortamos la garganta con un machete como hacen en Ruanda, etc.

Alain Badiou

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Iniciativas May 19, 2018

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Reseña de Realismo capitalista, de Mark Fisher por Mariano Pacheco

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Después del neoliberalismo May 18, 2018

Filed under: Uncategorized — tutesanchez @ 4:00 pm

El neoliberalismo suele terminar su hegemonía generando encerronas económicas que castigan duramente a los sectores populares y provocan situaciones altamente inestables. Cuando el desenlace deviene crisis, quienes toman el timón con la “papa caliente en sus manos” deben maniobrar en la turbulencia que les dejaron. En ese contexto toca reaccionar sin dejarse atrapar por las presiones y consignas de los mismos grupos que generaron la catástrofe. Aducirán urgencia para responder a la crisis de modo de poder contrabandear la defensa de sus intereses y privilegios. Si no estamos alertas y preparados para enfrentar esas presiones, desaprovecharemos la mejor oportunidad para imponer transformaciones de fondo sobre caliente. Dos ejemplos para ilustrar el caso.

Lo primero que aducirán quienes desencadenaron la crisis es salvar a las entidades financieras. Salvarlas para restaurar el papel que jugaron no tiene sentido, en cambio sí lo tiene salvar al sistema financiero transformando a fondo su estructura y funcionamiento.

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Ciudadanía y proyecto de refundación de Brasil May 17, 2018

Filed under: Uncategorized — tutesanchez @ 4:00 pm

La ciudadanía tiene varias dimensiones: es político-participativa, es económico-productiva, es popular-incluyente, es con-ciudadana, es ecológica, y por último es terrenal.

En el contexto actual de un régimen de excepción, que no respeta sino que hiere la ciudadanía de todo un pueblo, necesitamos profundizar en este tema.

La ciudadanía es un proceso inacabado, y abierto siempre a nuevas adquisiciones de conciencia de los derechos, de participación política y de solidaridad, como fundamento de una sociedad humanizada. Sólo los ciudadanos activos pueden fundar una sociedad democrática, como sistema abierto (democracia sin fin, en el decir de Boaventura de Souza Santos), que se siente imperfecta pero al mismo tiempo siempre perfectible. Por eso, el diálogo, la participación, la vivencia de la corrección ética y la búsqueda de transparencia constituyen sus virtudes mayores.

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NOTAS DE FIN DE MUNDO May 16, 2018

Filed under: Uncategorized — tutesanchez @ 4:00 pm

Los sistemas políticos democráticos se están desmoronando en muchos países frente a un descontento general pero inorgánico, lo que da por resultado gobiernos autoritarios e improvisados.  El verdadero cambio se está produciendo a nivel local, y quedará potenciado por las macro-crisis que se avecinan.

No se asuste el lector por el título apocalíptico.  Se trata del fin de un mundo, y no del mundo  –esperemos.  Como dice un tango de Gardel: “sus ojos se cerraron, y el mundo sigue andando.” En geopolítica, como en otros campos, conviene preguntar: ¿Qué ojos se han cerrado? y ¿Cómo sigue el mundo andando?

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La dominación se transforma permanentemente May 15, 2018

Filed under: Uncategorized — tutesanchez @ 4:00 pm

La dominación y el sometimiento han existido desde épocas ancestrales con fases de impiadoso salvajismo y otras más moderadas. La dominación se transforma con el tiempo y el cambio de circunstancias, pero pocas veces ha sido eliminada por completo. ¿Es esto inevitable? ¿No hay forma de quebrar esa nefasta trayectoria histórica particularmente en esta fase del llamado “realismo capitalista” que, como siempre, se declara eterno e inamovible? Hay quienes creen que lo que se plantea como imposible puede tornarse posible.

La tendencia secular ha sido que un tipo de dominación ha dado paso a otros tipos sucesivos o simultáneos de dominación. En fases de fuertes sacudones sistémicos los grupos dominadores fueron reemplazados por otros nuevos dominadores mientras que en transiciones débiles los mismos grupos dominantes o sus descendientes se mantuvieron como dominadores. En todos los casos, como un inexorable común denominador, la dominación es ejercida por poderosas minorías.

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Entrevista a Pepe Mujica “¿Por qué hay tanta enfermedad del balero?” – Por Gonzalo Arias May 13, 2018

Filed under: Uncategorized — robertomizrahi @ 6:32 pm

Desde Montevideo

Cerca de cumplir 83 años el mes que viene y con 14 años de su vida como preso político, el senador José Pepe Mujica ya fue otra vez senador, y también ministro de Agricultura y Presidente en los gobiernos del Frente Amplio que gobierna Uruguay desde 2005. Sigue siendo un protagonista de la política, en el mundo y sobre todo desde su chacra de siempre, en las afueras de Montevideo, donde recibió a PáginaI12.

–En la Argentina se está debatiendo actualmente la posibilidad de que se apruebe un proyecto de despenalización del aborto. Uruguay lo discutió en 2012, cuando usted era presidente. 

–Desde que el mundo es mundo, hay abortos. Cuanto más oculto y menos reconocido lo tenemos, más perjudicamos a las mujeres pobres, castigamos doblemente a las mujeres pobres. El paso a la legalización parte de este primer escalón, primero tenderle una mano social a la mujer si quiere retroceder en la decisión que tome. Si lo dejamos como un fenómeno clandestino, eso es imposible. Es decir, una atención social y psicológica de ayudarla si quiere retroceder. Creo que se terminan salvando más vidas con un procedimiento así de cara, de frente, reconociéndolo, que en el otro, al decir no, el aborto no. Pero sigue existiendo, porque somos hipócritas si no nos enteramos de que existe y que termina en una sociedad de mercado, siendo un estupendo negocio para algunos, y caro. Más claro: las mujeres que tienen la necesidad de abortar y que tienen poder económico van a resolver al problema clínicamente, bien atendidas. Las mujeres que están en el fondo de la sociedad, que tienen problemas sociales, se van a jugar la vida. Por esto nosotros decidimos. Porque no es que me gusta o no me gusta. El problema es que existe. En Uruguay, es una vieja manera de pensar.

–¿Es realismo?

–No se puede tapar lo que existe. Eso nos llevó a que en 1912 hubo un gobierno que le dio el divorcio a la mujer por su sola voluntad, que reconoció la prostitución con carnet de salud y aportes sociales. ¿Por qué, porque me gusta la prostitución? No, no, pero existe, es tan vieja como el mundo. Porque a un gobierno se le ocurra que no existe no va a dejar de existir. El alcohol lo mismo. Allá por 1915 hubo un gobierno acá que no pensó en la Ley Seca como en los Estados Unidos. No: nacionalizó la producción de alcohol de boca para garantizar que fuera un alcohol bueno. De ahí sacaba recursos para atender la salud pública, entre ellos las consecuencias del alcoholismo. Esa filosofía ha estado muy metida en Uruguay: no negar la evidencia de la realidad y tratar de organizarla lo mejor posible. Me considero un humilde heredero de esa tradición. La marihuana, ¿qué, la marihuana es una maravilla? No, es una joda, yo no creo que ninguna adicción sea buena. Si la intentamos legalizar, por lo menos tenemos un elemento de control y le damos un golpe al narcotráfico por el lado de romper el mercado. Hay una cierta armazón en todo: no negar la evidencia de la realidad y aceptándola, tratar de organizarla lo mejor que se pueda para que tenga un costo menor.

–Brasil está viviendo uno de los terremotos políticos de la región más importantes de los últimos años. ¿Qué impacto cree que puede tener en la democracia brasileña y en la región el escenario posible de que le prohíban postularse a un candidato como Lula, que podría ser electo con más de 60 por ciento?

–No lo puedo medir, pero no es la primera vez que Brasil hace dibujos de terror. Hay que recordar el suicidio de Getúlio Vargas. Curiosamente debe ser el pueblo más alegre de América Latina, un pueblo de samba, hermoso, mestizo. Si en la Argentina pasaba lo de Lula era un incendio. Daban vuelta Buenos Aires. Eso por las tradiciones que tiene el pueblo argentino. Brasil no es así, es distinto, no tiene esa tradición de luchas colectivas, de masas, de múltiples organizaciones sociales que se mueven. ¿En qué desemboca? No sé. Porque si han hecho tanta barbaridad (hay que recordar lo de Dilma y eso), no parece que tengan espíritu de detenerse así como así. De todas maneras no la van a tener fácil. Parte de la opinión a favor de Lula es la consecuencia sociológica de las reformas conservadoras que están metiendo. Lo meten a Lula en cana, pero los efectos de las reformas conservadoras los siente la gente. Y la gente se expresa políticamente. El PT, a la caída de Lula estaba hecho pelota. Y el PT sin Lula es muy poco, pero con Lula es mucho porque es un símbolo que está nucleando todo eso.

–¿Cuál es su enfoque sobre el tema de la corrupción? 

–El fenómeno de la corrupción ha golpeado por toda América latina, pero existe en el mundo entero. Pero es una cosa curiosa, porque en América Latina nos destripamos. Entre otras cosas rompemos todas las empresas. La Volkswagen, la empresa de fabricación de autos más grande del mundo, se mandó una joda de carácter sideral, no hay nadie en cana, y sigue facturando autos. Paga multas. A la banca Morgan la vacunaron con 3 mil, 4 mil millones dólares de multa. Pagan y a otra cosa. Y así sucesivamente. Nosotros destrozamos todo y una empresa (lo digo yo que, tengo una visión socializante) es también una construcción social. Si las pocas que tenemos las dejamos destrozadas, ¿a quién favorecemos? A las multinacionales de afuera. Yo preferiría no matar a la empresa porque la empresa es un esfuerzo colectivo, y una acumulación de conocimiento, de experiencia, de funcionamiento, romper eso es un disparate.

–Este fenómeno de la corrupción es interesante porque atraviesa a izquierda y a derecha por igual y hoy parece ser una preocupación de toda la sociedad. A riesgo de parecer ingenuo, ¿cómo se combate la corrupción? 

–Si se está sembrando la imagen de que triunfar en la vida es tener plata y eso es lo que estamos vendiendo como un modelo, y triunfador es el que gana mucha plata, ¿qué nos vamos a asustar de la corrupción? ¡Es una consecuencia del modelo que estamos planteando y se lo planteamos a todas las clases sociales! Y el gurí que nace en la pobreza y sale de caño, está enfermo de lo mismo. Y el burócrata que tiene un puesto importante en el Estado está enfermo también de lo mismo. Es una consecuencia de esta cultura, no hay que asustarse. Entonces, recogemos lo que sembramos. Ahora bien, no sembramos una sociedad de santos, no nos preocupamos por una sociedad solidaria. Tácitamente nos preocupamos por una sociedad de “Hacé la tuya, y mirá que con eso vas a hacer más feliz”. Acá hay un problema de filosofía de la vida.

–¿Cuál sería?

–El capitalismo necesita que estemos ambicionando, queriendo, comprando cosas nuevas y deseando. Generar deseos. Paralelamente a esto tenés que hacerte esta pregunta: ¿por qué hay tantos psiquiatras? ¿Por qué tanta enfermedad del balero? Parece que entramos en el siglo de las enfermedades neuronales, lo que está demostrando que algo anda mal. “Pobre es el que necesita mucho” es la vieja definición de Séneca. O la definición de los aymara: “Pobre es el que no tiene comunidad, el que está condenado a estar rodeado de soledad.” Este ideal de vida que significa comprar más que está planteado, y que el éxito depende de la riqueza, no tiene fin y quedan por el camino los afectos, porque para cultivar los afectos se necesita tiempo.

–¿Por qué usted habla cada vez más del tiempo?

–Las relaciones personales necesitan tiempo. Los afectos (porque el ser humano es muy emotivo: primero sentimos, después pensamos) necesitan tiempo. Pero si el tiempo de nuestra vida se gasta en la lucha por tener dinero para pagar las deudas que tenemos, ¿qué tiempo tenemos para nuestros afectos? “Yo no quiero que a mi hijo le falte nada”, ¡pero le faltás vos, que no tenés tiempo jamás de salir con tu hijo! ¿Qué querés, sustituir los afectos con juguetes? Las cosas no van por ahí. Porque las cosas inertes no emocionan. Las emociones son consecuencia de las cosas vivas. Esto es tan elemental que tácitamente todo el sistema nos lleva por un camino que es muy contrario a nuestro sentir. En realidad cuando comprás, no comprás con plata. Comprás con el tiempo de tu vida que tuviste que gastar para tener esa plata. Ojo, yo no hago apología del atorrantismo. Toda cosa viva tiene necesidades materiales y si tienes necesidades materiales, hay que trabajar para enfrentarlas, y el que no trabaja está viviendo a costilla de alguno que trabaja. Pero la vida no es solo trabajar. Acá hay un concepto de límite que nos hace perder esta civilización. Hay un tiempo para trabajar. Pero la vida no se hizo solo para trabajar. La vida tiene sentido para vivirla porque es lo único que se nos va. Gasto tiempo para tener plata para comprar. Pero no puedo ir al supermercado a comprar tiempo de vida. Por eso el concepto de límite, el viejo concepto griego, “nada en demasía” es parte de defender la libertad. Porque, ¿cuándo sos libre? Cuando estás sometido a la ley de la necesidad no sos libre. Sos libre cuando tenés tiempo que lo usás en lo que a ti te gusta y a ti te motiva.

–Quiere decir que la cultura del consumismo fue más arrolladora que la comunicación de una cultura?

–¡Por supuesto! La otra es de la academia. Es la que podemos decir en el devenir. Pero la cultura consumista golpea todos los días en el seno de los hogares, de la mañana a la noche y prácticamente estamos inmersos. Y eso es funcional al sistema. El sistema necesita que estemos debiendo, que tengamos cuotas que pagar. Y necesita que andemos desesperados porque no nos alcanza y cada vez tenemos que comprar más, porque somos agentes de mercado. Y los economistas se agarran la cabeza si no marcha ese mercado interno. Pero esto tiene una onda, tampoco la derecha la va a satisfacer, la va a explotar. Ya vendrá el reflujo, es inevitable. Yo creo que es pendular, y si tuviera que esquematizarlo hay tiempos que parece que son más bien de acumulación, y tiempos donde la prioridad la tiene el reparto: ninguno son definitivos ni eternos. El gran problema que tenemos los latinoamericanos es que por llegar tarde a la fiesta del capitalismo, tenemos las venas abiertas. Es decir, buena parte de nuestros períodos de eventual prosperidad, se nos va para afuera porque necesitamos recurrir a la inversión directa extranjera, después tenemos que pagar la amortización y la ganancia, aparte de los desequilibrios que se nos pueden dar en el comercio. Tenemos poca capacidad de generar ahorro con el esfuerzo propio porque estamos prisioneros de nuestra propia cultura y esa cultura nos hace también como países, eternamente demandantes. Sin darnos cuenta queremos vivir como el primer mundo, estamos como admirando el consumo del primer mundo, pero no somos. Porque ellos acumularon mucho, saqueando África, saqueando a la India. Hay una historia, 200 años atrás nosotros estuvimos ahí en el pelotón de los saqueados.

–¿Hay una crisis de sucesión de los líderes fuertes?

–Los hombres trascendentes son muy importantes pero a la larga no pueden sustituir a las formaciones políticas. Si uno tiene la humildad estratégica de reconocer que vamos pasando, que la lucha es eterna y permanente, y que es en el fondo por mejorar la civilización humana, no solo por una cuota de poder, se da cuenta que tiene que contribuir a crear la rueda de la historia y esos son colectivos que quedan luego de nosotros. El mejor dirigente no es el que hace más, o el que ladra más, o el que tiene el letrero más grande, o marquesina, o aplausos, o reconocimiento. No: el mejor dirigente es el que deja una barra que lo suplante con ventaja, porque la vida se nos va y las causas quedan, y el camino queda. Porque la lucha no es ni siquiera coyuntural, la lucha es el camino eterno de la vida.

–¿Produzca un triunfo o produzca un fracaso?

–Nunca hay un triunfo total, porque tampoco nunca hay una derrota total. Y porque además antropológicamente somos gregarios. Solos somos insignificantes, por poderosos que nos parezca que somos. Hay que detenerse un poco en las consecuencias de ser gregario. La construcción de la civilización humana es la herencia más grande que recibimos cuando nacemos. Desde aquellos que descubrieron el fuego y la rueda, hasta los que han descubierto la biología molecular. Cuando nacemos recibimos sin darnos cuenta la herencia de ese formidable esfuerzo intergeneracional. Quiere decir que lo que se ha acumulado es la destilación de generaciones que nos llega a nosotros y eso es construcción colectiva. ¿Eso va en contra del individuo? No, es lo que ampara al individuo. Lo colectivo es lo único que permite que el individuo no esté en soledad y enfrente a la vida con otras posibilidades. En el derecho antiguo, en las tradiciones antiguas, después de la pena de muerte, la pena más rigurosa era que te expulsaran de la comunidad porque tenías que salir a vivir en un mundo feroz, sin respaldo colectivo. Esta etapa de la civilización trata de atomizarnos. Vivimos en la megalópolis, a veces en un bloque de apartamentos donde ni nos saludamos con los vecinos. Es el imperio de la soledad en el medio de la multitud. Porque cuanto más solos estemos, más manejables somos. Uno tiende a creer que somos nosotros, que “he logrado esto por mi esfuerzo personal”… No quiere decir que el esfuerzo personal no tenga importancia, claro que la tiene, la tiene siempre que esté el cosmos colectivo que nos rodea. Yo tengo compañeros en pila, pero si me da un ataque cardíaco, preciso un cardiólogo, y eso me lo da la sociedad. Si salgo con la Fusca y se me rompe, tendré amigos pero necesito un mecánico que lo entienda. Todo eso es la sociedad. No podríamos vivir sin eso. Pero sin embargo esto lo olvidamos. Esto es tan elemental que rompe los ojos. Por eso hay que construir cuestiones colectivas. Pero también hay otra cosa: cambiar el mundo no es changa eh, tiene algunos inconvenientes, y a veces nos han costado caro. Pero es como una avenida que pasan autos, y autos van y vienen y es un loquero. No podemos evitar que pasen autos, pero tenemos que aprender a cruzar la avenida sin que los autos nos pisen. La avenida es la vida. El cruce es el grado de independencia que tenemos acá. Si tenemos conciencia, la lucha es por que esta sociedad demandante no nos lleve del hocico.  Porque creo, y este es un problema que tiene que incorporar la izquierda (o eso que llamamos izquierda, que llamamos progresismo, llamémosle como quieran): no alcanza con el desarrollo económico. Hay que entrarse a preocupar por la felicidad humana, porque esta vida se nos va.

–En 2016 usted señaló que “si a la izquierda le toca perder terreno, que lo pierda y aprenda” En este marco, ¿cuáles cree que son las “lecciones” que la izquierda tiene que aprender en el proceso político que viene?

–El duelo derecha-izquierda compone la historia humana, es un devenir constante. La forma que toma es contemporánea, pero es la cara eterna de la humanidad ese duelo. Triunfar en la vida no es llegar a un objetivo. Triunfar en la vida es levantarse y es volver a empezar cada vez que uno cae. Entonces, si la lucha es continua, tiene que ser colectiva porque solo lo colectivo se hereda. Pero además, los errores y la falta de humildad de creernos tan soberbios de creer que tenemos la verdad absoluta revelada y que somos absolutamente imprescindibles, y perdemos capacidad de negociación entre nosotros mismos y nos atomizamos. La gente de izquierda tiende a dividirse por ideas y la gente de derecha tiende a juntarse por intereses. La gente de izquierda es demasiado poética, la otra es demasiado realista. Para enfrentar eso hay que juntarse, colectivos grandes. Para lograr colectivos grandes, hay que aprender a transar con las diferencias y lograr puntos medios. Pero somos frecuentemente, tan soberbiamente intelectuales que dejamos por el camino a todos los que dijeron y queremos cosas cuadraditas, perfectas que solo están en el esquema de nuestra cabeza. La vida no es así. Y reventamos las fuerzas que pueden servir para enfrentar los desafíos que nos pone la grosa unidad de la derecha (que tiene sus contradicciones y a patadas también), pero tiene un instinto superior porque tiene intereses que custodiar. Creo que ha sido una constante.

–Hay un concepto que usted repite. Se lo cito: “Inventamos la república con la idea de que los hombres somos iguales, por lo menos ante la ley”.

–Todos sabemos que hay algunos que son mucho más iguales que otros. El que tiene mucha guita tiene abogados mucho mejores. Pero igual es una afirmación de principios que hay que defenderla. Debiera ser un camino ideal por el cual luchar. Los defectos que tiene no quieren decir que tengamos que volver al absolutismo. No merece ser despreciado, hay que defenderlo. Pero me parece que los que rengueamos por la parte izquierda o los que tenemos sentimientos solidarios no debiéramos desligar nunca nuestra forma de vivir y vivir como viven la mayoría de nuestro pueblo y no como viven las minorías privilegiadas.

–¿Cómo sería en la práctica?

–La izquierda tiene que cultivar una conducta. A la mesa ubérrima a la que nos invitan los señores por urbanismo a veces tenemos que concurrir y sentarnos, pero no es nuestra mesa. Nuestra mesa es la mesa común y corriente del pueblo común y corriente. Hay que vivir como se piensa, porque de lo contrario terminamos pensando como vivimos. La izquierda del futuro debe defender eso y debe preocuparse de esto. Yo no puedo cambiar la realidad de muchísima gente que está muy jodida, y si no lo puedo hacer, tengo que vivir a tono como vive la mayoría de la gente de mi sociedad. Porque eso es la República, eso es el republicanismo. Entonces yo he dicho, a los que les guste mucho la plata hay que correrlos de la política. En la política hay que buscar gente que viva con sencillez, con sobriedad. No quiero usar nunca más la palabra austeridad porque dejan a la gente sin laburo y a eso le llaman austeridad. Muy frecuentemente se pierde esa frontera. Y cuando sos referente no podés cometer esos errores porque el hombre de la calle ve esas cosas. Y si perdemos la confianza de la gente que defendemos, somos unos impostores. No creo que haya que ser monjes cartujos, no, pero hay que vivir como el pelotón de la sociedad, como la inmensa mayoría. Y ser coherente con un discurso que apunte a la igualdad, a la distribución, a la equidad, y que no puede solucionar todos los problemas, pero que los tiene que expresar. Yo creo que frecuentemente la izquierda en América Latina se equivocó en ese camino. Te tienden la alfombra roja, te ponen la corneta, te ponen toda una serie de instituciones que vienen del feudalismo, te las meten en los gobiernos, y creo que eso es una trampa. Soy desconfiado viejo, allá por la época de Nikita Jrushchov fui a la Unión Soviética y me llevaron a un hotel. Había unas alfombras que me hacían cosquillas en los tobillos y yo me hago la pregunta:“¿Para qué hicieron un hotel con este lujo en una revolución proletaria?” Ya no me gustó. Y empecé a mirar y me di cuenta que empezaba a haber una clase acomodada. Guarda: la forma de vivir también tiene que ver con lo que terminás pensando. Pero además esto se toca con la libertad: si no andás en la vida liviano de equipaje, tenés que preocuparte después de una cantidad de cosas materiales. Todo es complicado y difícil. Muchos sirvientes, que te afanan esto o lo otro… Dejá, si se puede vivir con enorme sencillez tranquilo. La sobriedad y la sencillez en el fondo son una terrible comodidad.

 

Zamba de abril – Jorge Cafrune

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Guerra de Malvinas: ¿Qué pasó con sus soldados? – María Cristina Solano*   

Filed under: Uncategorized — robertomizrahi @ 6:24 pm

Pensar en la guerra de Malvinas implica una inmersión en un hecho histórico controvertido y difícil de encuadrar.

Cómo en otros hechos de la historia nacional el episodio de la guerra de Malvinas quedó en una especie de nebulosa tras la cual nadie quiere ver demasiado. Pero en este hecho, como en tantos otros acontecimientos trágicos, quedan sobrevivientes que dan cuenta de lo acaecido e impiden con su  testimonio el olvido.

En el año 1995 los veteranos expresan con claridad la necesidad de ser atendidos para detener de algún modo la cantidad de suicidios que iban acaeciendo en su población. Para lograr crear un programa que atienda esta grave situación se decide en el Instituto de Servicios Sociales para Jubilados y Pensionados (PAMI) realizar una Investigación Acción Epidemiológica sobre el  estado de salud física, psíquica y social de los veteranos de guerra. Desde hace momento hasta la actualidad quien suscribe esta nota ha trabajado con ellos, tratando de brindar la atención psicológica posible. En esta experiencia , muchas veces se aprendió y utilizó lo empleado por los propios protagonistas para salvar la vida de algunos de sus compañeros en graves crisis.

Es imposible pensar sobre un perfil de sujetos que han atravesado un trauma sin involucrarse íntimamente con la ilación histórica en la cual ese hecho tuvo lugar.

Malvinas, sus causas, los hombres que combatieron en ella, sus efectos y secuelas no escapan a esta norma.

El interrogante a plantear sería en primer lugar, cual es el lugar que ocupa en un devenir histórico la batalla de Malvinas en la Argentina.

El desembarco en las islas el 2 de abril de 1982 aparece en el contexto político de ese momento sin nada que la pre anuncie ni la explique. Produce, a pesar de esto un marcado apoyo de parte de ciertos sectores de la sociedad. Luego a medida que pasan los días, y en virtud de múltiples acontecimientos, este comienza a perderse y este desinterés llega a su máxima expresión cuando la guerra termina en derrota.

Poco más tarde el gobierno de facto que la había provocado llega a su fin. Y en ese fin mucho tiene que ver la pérdida del conflicto bélico. Había un sentimiento unánime de que si los militares ganaban la contienda con los ingleses habría en el país “militares para rato”. De hecho esto es lo que sucede en Gran Bretaña, donde la Primer Ministro gana nuevamente las elecciones.

Estos hechos narrados escuetamente revelan sin embargo tantos acontecimientos.

En primer lugar su origen.

Nada presuponía su comienzo si bien la apropiación de Malvinas por parte de los ingleses dio lugar a quejas y reclamos casi constantes en la historia política de la Argentina. Reclamos perpetuados además en consignas con las cuales generaciones de argentinos fueron criándose. “Las Malvinas son argentinas! ” aparecía en el imaginario popular como un deseo a cumplir.

Mientras tanto, otras urgencias de distinta calidad e intensidad inquietaban a los nativos de estos parajes.

En ese momento, el declarar la guerra a Inglaterra para rescatar Malvinas parecía no formar parte ni de la imaginación más afiebrada de ningún argentino.

Pero no era así.

En segundo lugar, de parte de quienes surge.

El país vivía desde hacía siete largos años bajo el oprobio y el miedo de un gobierno de facto dominado por las Fuerzas Armadas y algunos sectores civiles. Por primera vez el 30 de marzo se realiza una multitudinaria manifestación en su contra. No es que no hubiese habido muchas expresiones opositoras previamente, pero la de ese día aparece con características particulares por su dimensión y composición popular resultando realmente significativa.

Ya pasados los ilusorios beneficios de la “plata dulce”, por una parte, y por otra aflojados un poco los mecanismos de represión o por lo menos hartos de ellos, la mayor parte de la población ahora manifestaba su disgusto por el régimen.

De ese régimen en decadencia, con autoridades totalmente desprestigiadas, ya solo podía esperarse el ocaso. Sin embargo, logra sorprender al país y al mundo con un desembarco militar inesperado en las lejanas islas Malvinas.

El arribo a las islas origina múltiples y diferentes reacciones en la población argentina. Pero sin duda aparecen como hegemónicas las de adhesión y apoyo al hecho. Sostenidas fundamentalmente por los medios de prensa, todavía adeptos al régimen militar que encuentran en estos hechos una nueva manera de mostrar su servilismo, mintiendo durante todo el transcurso de la guerra.

Pero esto no alcanza para ganar militarmente a la tercera potencia internacional apoyada por los otros poderosos.

Los únicos que dieron su apoyo fueron la mayoría de los países latinoamericanos.

Luego de la derrota sobreviene lo que es conocido como el “proceso de desmalvinización”, que podría sintetizarse en un olvido impuesto de todo lo referente al conflicto bélico llevado adelante por las mismas fuerzas que lo originaron y por los sectores sociales con llegada al poder.

Malvinas y su guerra, quedan así en un confuso sitio entre ser producto de un gobierno ilegal enlazado con sentimientos íntimamente ligados a la identidad nacional. Pero lo más significativo para pensar su cualidad traumática es que Malvinas parece quedar en un contexto de a – temporalidad por resultar tan difícil de incluir en un proceso histórico, y es justamente esta cualidad de irrupción que posee este hecho que lo coloca en el lugar de un acto, o sea de aquello que aparece en lugar de otra cosa, o para encubrir otra. Y este hecho adquiere su extrema relevancia al tratar de entender la sintomatología preponderante en muchos excombatientes.

La historia de un país no puede realizarse sobre olvidos y omisiones sin que esto actúe individual y socialmente con consecuencias patólogicas.

Al ir a Malvinas estos jóvenes formaban parte aunque sea temporalmente de una organización: la militar. En ella la estratificación y la subordinación están sostenidas según Freud, desde “la ilusión de la presencia visible o invisible de un jefe que ama con igual amor a todos los miembros de la colectividad. De esta ilusión depende todo y su desvanecimiento traería consigo la disgregación de la misma”. *

El lugar del jefe, el lugar del Padre, como guardián de la vida y proveedor, confiable y seguro, es insustituible para sostener la posibilidad de lucha y sobrevivencia. Este Padre es quien debe guardar el orden y la vida.

Más allá de la consideración que toda guerra implica el olvido de principios humanitarios básicos, desde el momento en que el triunfo se da sobre la derrota y la muerte del otro, la pregunta a formularse seria cuales son las consecuencias cuando este lugar del padre proveedor aparece transformado en privador. La historia cuenta lo que sucedió en el ejército alemán durante la Primera Guerra Mundial. Los soldados de dicho ejército, sometidos al militarismo prusiano fueron de tal manera víctimas de neurosis de guerra que produjeron su disgregación. Estas representaban una protesta del individuo contra el papel que le era asignado en el ejército, y afirman los estudiosos del tema que la rudeza con que los jefes trataban a sus hombres constituyó una de las principales causas de tales neurosis.

Dice Lacan en “Lacan Oral”, que a los valores de cambio y de uso que incorpora Marx como categorías de análisis hay que agregar otros que desde siempre han acompañado al desarrollo de las sociedades, y son estos los Valores Rituales.

Todos los grupos humanos precisan gestos rituales, ritos de iniciación y ritos funerarios. Ritos de pasajes. Solamente si esos ritos son dados es posible hacer el duelo de lo vivido y así iniciar otra etapa. Si el duelo no tiene lugar tampoco hay registro del tiempo pasado.

Y si el duelo no tiene lugar el trauma persiste como un hecho presente.

Todo queda congelado allí, todo está pasando hoy.

Esto les pasa a los hombres y también a las sociedades.

Y la persistencia y emergencia del trauma sufrido recrudece el daño narcisista, pensado este como el complemento libidinoso indispensable para el instinto de conservación.

Cuando los soldados marcharon a Malvinas eran “héroes que iban a rescatar para la Patria aquello que le correspondía por derecho”. La sociedad entera los acompañaba en la gesta. Programas ómnibus, colectas millonarias, grandes encomiendas con comida y abrigo, cartas, mil gestos de amor y reconocimiento para los “Chicos de Malvinas”. Todos gestos que daban un sentido ritual y una significación al filicidio de los pueblos.

Rituales que estuvieron  patéticamente ausentes a su regreso. Nadie los esperaba, nadie los nombraba. Los “héroes “ya habían sido olvidados.

Los combatientes fueron traídos escondidos en transportes cerrados para que la gente no viera en qué estado eran devueltos al continente. Gente que por otra parte ya estaba mirando para otro lado, otros mundiales de fútbol venían nuevamente a ocupar los sentidos de un pueblo proclive a quedar atrapados en imágenes vacías.

Y este olvido continuó. Si la guerra no existió tampoco fue su derrota, y por tanto tampoco están quienes murieron y quienes sobrevivieron a ella.

“La inserción social incluye al individuo en una historia que lo precede y que lo sigue, tiene una cualidad inconsciente y transforma al sujeto en transmisor y actor de una organización social en la cual es sujeto activo y objeto pasivo, y en la cual será portador de un código que tiene referencia a su pertenencia a la estructura social” (Janine Puget).

En la Investigación realizada pudo observarse y predecirse que el daño sufrido en Malvinas por el hambre (perdieron 20 kilos promedio durante los 74 días de guerra), el frío que lastimó el cuerpo de muchos  para siempre, el pésimo cuidado que sufrieron, las torturas infligidas muchas veces por atreverse a buscar comida, que sí abundaba en los galpones de los oficiales, determinó que su salud en muchos casos quedara dañada para siempre.

Han llegado al suicidio más de 600 ex combatientes, y esto puede decirse que se debe a la casi nula atención en salud mental brindada, individual y colectivamente.

Hoy mueren en cantidades  alarmantes para su grupo etario de enfermedades cardíacas, ACV y tumorales.

Cuando hace 28 años investigamos su salud vimos que presentaban muchos de ellos cuadros clínicos correspondientes a hombres de edades 20 años mayores, y previmos que lamentablemente esto que hoy pasa iba a suceder.

Qué hubiera sucedido si la sociedad los hubiera recibido y reconocido en su verdadera heroicidad, si hubiese llorado con ellos y las familias a los chicos muertos, y los sufrimientos soportados. Si las instituciones los hubiesen cuidado, atendidas sus heridas físicas y psíquicas. Si les hubiesen dado lo que necesitaban, no obligados y en secreto (cuando lo hicieron). Si las Fuerzas Armadas hubiesen reparado el daño infligido y hubiesen abierto sus hospitales para su atención en lugar de expulsarlos de ellos o internarlos como castigo? Si los poderes políticos les hubiesen reconocido formalmente? Si se hubiesen capacitados profesionales que curasen su sufrimiento?

No es lícito pensar acaso que si los ritos de reconocimiento se hubiesen cumplido, el pasaje hubiera sido posible?, que hubiese pasado si la sociedad entera hubiera trabajado elaborándose el duelo, reconociendo la derrota, enterrando a sus muertos, curando las heridas? Quizá el reconocimiento de la palabra y no su silencio hubiese dado lugar a otra etapa.

Si esta utopía se hubiese cumplido quizá la  realidad hubiese sido otra . Si la simbolización hubiera sido posible quizá hoy no se llorarían tantos muertos reales y tantos muertos en vida

Malvinas no debe quedar como un hecho vergonzante del cual es preferible “olvidarse”. Porque ese pretendido olvido sin la elaboración y reparación adecuada no es posible sin que profundice serias fracturas individuales y sociales.

Es posible creer que, la satisfacción a la real demanda de los excombatientes solo puede darse desde una reparación que retome en el discurso social lo vivido, recuperando, no sólo para ellos sino para la sociedad en su conjunto, la significación no lograda.

En estos días se ha logrado la identificación de 90 de los cuerpos de soldados argentinos que yacían anónimamente en Malvinas Sus familiares, amigos y compañeros podrán sentir que ya no son héroes anónimos. Argentina sufre desde hace décadas la desaparición de ciudadanos vivos y muertos como una marca que la seguirá por  generaciones si continua el silencio. Algo de la reinvindicación se está logrando devolviendo su identidad a esos jóvenes soldados que dieron su vida por una causa justa.

*Investigadora y psicoanalista de la salud de los veteranos de guerra de Malvinas desde 1995. Responsable junto al Dr. Mario Borini y el Equipo de Veteranos de guerra del INSSJP . años 1995 al 1997, de la “Investigación Acción Participativa de la salud de los Veteranos de Guerra de Malvinas”.